15.7.14

Entrevista de Sara Ruiz Sabanza a José Luis Alonso de Santos por La semana cultural

Entrevista de Sara Ruiz Sabanza

es un guionista y dramaturgo español, nacido en Valladolid, que vive en Madrid desde 1959. Se licenció en Psicología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense de Madrid, y más tarde en Imagen en la misma universidad, en nuestra Facultad de Ciencias de la Información. En 1964 comenzó a hacer Teatro Independiente, donde trabajó como actor, dramaturgo y director.
En 1971 fundó la Asociación de Teatro Libre, que lideró durante diez años hasta su disolución. En 1975 estrenó su primera obra como autor: “¡Viva el Duque, nuestro dueño!”.
En 1988 fundó la conocida productora teatral Pentación junto a Gerardo Malla y Rafael Álvarez. Ha sido director de la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid, (y Catedrático de Escritura Dramática), y director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. 
Ha escrito guiones para teatro, alguno para cine, series de televisión, narrativa infantil y novelas, y algunas de sus obras teatrales han sido llevadas a la gran pantalla. Esas obras son: “La estanquera de Vallecas”, “Bajarse al moro” y “Salvajes”. Además de estas obras, destacan muchas otras del trabajo de Alonso de Santos, como su primera obra ya mencionada,  “¡Viva el Duque, nuestro dueño!”, y otras como “El álbum familiar”, “Pares y Nines”, “Fuera de quicio”, “Trampa para pájaros”, “Dígaselo con valium”, “La sombra del Tenorio”, “Yonquis y yanquis”, “Un hombre de suerte”, “Cuadros de humor y amor al fresco”, “La cena de los generales”, “10 euros la copa”, “Los conserjes de San Felipe”, etc.

Ha realizado también versiones de otros grandes autores como Plauto, Moreto, Aristófanes o Shakespeare, entre otros.
Muchas de sus obras han sido estrenadas tanto en España como en el extranjero, gozando de un gran público; y se han publicado también ediciones críticas de algunas de sus obras. Además, Alonso de Santos ha escrito otros libros dedicados a la teoría teatral.
Es autor de más de treinta obras y ha dirigido también más de treinta obras, tanto suyas como de diferentes autores.
Como buen escritor, ha sido galardonado con premios reconocidos como Premio Nacional de Teatro, Tirso de Molina, Mayte, Rojas Zorrilla, Aguilar, Baco de Andalucía, Ciudad de Valladolid, Medalla de Oro de Teatro de Valladolid, Asociación Espectadores de Alicante, Ciudad de Cazorla, Muestra de Autores Contemporáneos de Alicante, Premio Max, y Premio Castilla y León de las Letras 2009, entre otros.
He estado con Don José Luis  en la presentación de la última obra que ha escrito, “La semana cultural”, (Ediciones Irreverentes) en La Casa del Libro, donde unos excelentes actores de teatro hicieron una perfecta lectura de la misma, trasmitiendo lo que el autor pretende trasmitir. Después Don José Luis me concedió una entrevista personalmente. A continuación mi entrevista:

                    1. ¿Por qué decidió dedicarse a escribir?
Yo tengo una teoría de la vida, y es que haciendo aquello para lo que tienes más facilidad, aún así sale mal, así que si haces aquello para lo que no tienes facilidad, sale peor. Entonces cada uno tiene que ir descubriendo en la vida qué es lo que le sale bien y con facilidad, y en mi caso es escribir. Desde pequeño yo vi que valía para muy poquitas cosas, sin embargo en literatura, latín, griego, en todo lo que tenía que ver con la lengua sacaba dieces, porque tenía facilidad para ello. Mientras que todo lo demás me era difícil, escribir me era fácil. Yo me siento ahora mismo y escribo lo que quiera, otra cosa es que esté regular, pero escribir me resulta fácil, por eso decidí dedicarme a ello.

                    2. ¿Cómo comenzó la idea de escribir su primera obra?
Yo arreglaba obras, y formaba parte de un teatro independiente y no encontraba la obra que yo pudiese arreglar que contase lo que yo quería contar para los actores que tenía y las circunstancias, y entonces decidí escribirla yo. Así escribí “¡Viva el Duque, nuestro dueño!” en 1975, una obra que tuvo mucho éxito y fue muy premiada, que curiosamente tiene mucho que ver con la última que presenté el otro día, “La semana cultural”, por la relación del creador, la sociedad y el poder.

                    3. ¿Le censuraron algo de la obra?
En realidad me censuraron la obra entera, porque en aquella época tenías que pedir permisos para cada representación que querías hacer. Pero vamos, no me siento especial en este tema porque se lo hacían a todo el mundo. Lo censuraban todo.

  
                  4. ¿Alguna vez se ha encontrado con el problema de tener el papel en blanco y no saber continuar? ¿Cómo lo ha solucionado? 
Si yo me encontrara con ese problema me dedicaría a otra cosa. A mí me parece que eso es un cuento, eso es literatura. El que cuenta eso, ya
está haciendo literatura, ya está escribiendo, está contando un cuento, porque realmente el que no sabe escribir lo que hace es no escribir. Todo el que cuenta su dificultad escribiendo es que es escritor. El escritor no tiene dificultad de escribir, tiene dificultad de escribir bien, que es otra cosa.

                    5. Y, si se encuentra con que ha escrito algo que no le gusta, ¿qué hace, lo intenta arreglar o lo tira? Y si lo intenta arreglar, ¿cómo lo arregla?
Lo arreglo si puedo, porque las cosas no pueden estar más allá de la altura de mi talento. Uno no puede escribir por encima de sí mismo, eso es absurdo. Mis posibilidades son mis obras. Claro que me gustaría escribir mejor, pero cada uno tiene su terrenito para cultivar, y cada uno cultiva en su terrenito lo que puede. Se trata de encontrar un equilibrio entre tus posibilidades y la realidad. No hay que ser absurdo en la vida, hay que ser lógico.

                    6. Empezó en teatro trabajando como actor, ¿Cómo fue su experiencia en esa labor?
Bien, pero vamos, no era imprescindible. Había otros muchos que hacían lo mismo que yo, entonces yo fui viendo en qué terrenos no había tantos que hicieran lo que yo. Yo como actor lo hacía bien, en un término medio, digno. Trabajé también en televisión y me defendía como actor, pero poco a poco vi que hacían falta directores, escritores, y los demás me pedían que lo hiciera. Ahí ya empecé a dirigir un poco a mis compañeros, y a escribir. Empecé a interesarme más por el mundo del director y el escritor, porque el mundo del actor es un mundo muy físico, y yo nunca he sido fuerte físicamente, sino mentalmente. Yo vi que estar en el escenario y recibir el aplauso directo del público no era mi meta, no me llenaba lo suficiente, pues mi meta estaba en la creación, en la literatura.

                    7. Ha trabajado también como director de teatro, ¿Cómo es el trato con los actores?
El problema del arte no es la relación humana, porque la relación humana depende de las personas. El problema es el objetivo que se pretenda conseguir. Cuando hay que hacer un esfuerzo es cuando la gente se pone rara. Entonces, si tú haces un producto malo, la gente está contenta, pero si tú presionas para que ese producto sea bueno es cuando vienen los problemas. Es un problema de tensión. Si la cuerda de una guitarra está floja, no suena, la tienes que tensar para que suene, pero con cuidado, porque si la tensas demasiado se rompe. Tienes que crear un estado de intensidad con los actores, y algunos soportan mejor que otros esa intensidad.

                    8. Hablando del trato con los actores, ¿en la lectura de “La semana cultural” había una previa preparación en cuanto a la interpretación?
Sí. Ese clima no era una casualidad, yo lo creé. Estuve dos días con ellos explicándoles cómo debían interpretarlo. Les dije que lo hicieran siempre con mucha vitalidad, a toda leche, pisándoos, riendo, etc. rompiendo la lectura gramatical, porque la lectura gramatical y retórica es pesada. La lengua oral no tiene nada que ver con la lengua escrita. Cuando trabajo con actores, lo primero que les digo es: olvidaros de las comas, de los puntos y de todo. Aprenderos las palabras y convertirlas en ruidos, porque nosotros no hablamos con palabras, sino con ruidos. Hacemos un juego rítmico al hablar. Entonces cuando se trabaja con actores lo que hay que hacer es potenciar eso, hay que romperles la retórica del texto. Yo lo que hago cuando escribo es meterle a las palabras la acentuación musical, no los acentos ortográficos. Entonces eso es lo que hice con la lectura de la obra. Parecía algo casual, pero no, también era una creación artística. Estaba preparado. No hay nada casual que no esté preparado.

                    9. ¿A quién admiraba cuando era pequeño?
Admiraba los tebeos y a los que escribían tebeos. Luego de ahí pasé al romancero. Yo estudié latín y griego desde pequeño, y desde los 15 o 16 años leía latín, leía Julio César. 

                    10. ¿A quién admira ahora?
Pues en la vida admiro a los que tienen un equilibrio de normalidad, porque lo que he aprendido es que la base de la vida es encontrar un equilibrio y no volverte loco, ser una persona equilibrada, porque si no sufres y haces sufrir a los demás. En cuanto al arte, creo que se admira a los artistas dada la enorme dificultad que supone. Yo normalmente soy una persona de cultura tradicional, creo que la humanidad es sensata y que han ido eligiendo a lo largo de los tiempos lo mejor. Admiro a Cervantes, a Shakespeare, a Antón Chéjov… admiro a los grandes. Admiro a Monten, porque cada frase de él es para pensar y puedes escribir con una frase suya un ensayo. Admiro a Ortega y Gasset… a todos los grandes de todos los terrenos.

                    11. De todas las versiones que ha escrito, ¿Cuál le ha parecido más complicada y con cuál de ellas ha disfrutado más? ¿Por qué?
Yo he hecho muchas versiones de Plauto, y entiendo muy bien a Plauto y me lo paso muy bien trabajando con sus obras. Entonces con las que más disfruto es con las obras de Plauto.
La más complicada para mí fue “No puede ser el guardar una mujer”, de Agustín Moreto, porque es un autor muy seco y sobrio, y el encargo que yo recibí de la directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico fue sacar el amor y el erotismo, lo dulce y lo femenino de Moreto, y yo me encontré con que no tenía nada. Entonces, para sacar el erotismo en Moreto me volví loco, e hice una versión muy erótica porque me inventé la mitad de los versos. Y un tiempo después leí un estudio sobre el
erotismo en Moreto y ponían de ejemplo los versos de Moreto que escribí yo.

                    12. ¿Cuál de todas sus obras originales es su favorita?
No tengo obra favorita, cuando escribo mis obras procuro que me interese, que me guste, interesarme por la vida de los personajes… pero una vez que las termino, las suelto al mundo y las vivo después con cierta extrañeza, ya no las volvería a escribir así, porque cada ser humano en cada momento de su vida es y piensa de una manera distinta. Entonces, ¿Con cuál me quedo? Depende del momento. Por eso no se puede hablar de autores, se puede hablar de obras, porque en la evolución de un ser humano van cambiando las cosas, la manera de ser y de pensar, dependiendo de las circunstancias.

                    13. ¿De dónde saca la inspiración para escribir sus obras?
De mi formación y del trabajo. A mí me gusta crear historias y personajes, y esa es mi formación, es lo que me apasiona, indagar en la vida por medio de la literatura.

                    14. ¿Alguna vez pensó en tirar la toalla? ¿Por qué?
A veces estás más motivado porque la sociedad te hace más encargos y otras veces sientes como que la sociedad se aleja y si no escribiera más le daría igual a la sociedad, entonces te cuesta más trabajo y es en esos momentos cuando piensas en tirar la toalla, porque la creación siempre es un puente entre el individuo y la sociedad. Piensas en tirar la toalla en los huecos en los que la sociedad requiere menos de tu trabajo.

                    15. ¿Cuál de los numerosos premios que ha recibido es el que más ilusión le hizo?
Siempre los primeros, porque es cuando tú dudas si vas a poder dedicarte a esto o no. Los primeros son los que más sorprenden, porque tú piensas en ese momento que el jurado es alguien que sabe más que tú, por tanto alguien te selecciona, te valora, te significa, y eso al principio es muy importante. Y la primera obra mía que fue premiada fue la primera que hice, “¡Viva el Duque, nuestro dueño!”, que recibió muchos premios. Y a partir de ahí todo fue infinitamente más fácil.

                    16. ¿Cómo se sintió la primera vez que vio una obra suya sobre la gran pantalla?
Cuando las ves en el teatro ya te sientes mal, pero es normal. Cuando veo mis obras, lo que quiero es tirarlas y hacer otras, por eso escribo la siguiente y continúo. Siempre creo que lo puedo hacer mejor. Entonces, cuando escribo una obra y la coge un director y la dirige, aunque sea con la mejor intención, yo siempre digo “¡Dios mío!”, porque sale la décima parte de lo que tú has soñado como guionista. Eso en teatro… ya no te quiero decir lo que sale cuando se hace una película… Es decir, voy a ver mi obra y salgo de allí pensando: “Dios mío lo que ha salido”. Yo hago lo que puedo, luego el director hace lo que puede también y sale lo que sale. Yo generalmente salgo amargado después de ver mi obra, y eso en los éxitos, no te quiero decir cómo salgo en los fracasos…

                    17. ¿Considera que  las adaptaciones que se han hecho de sus obras en cine transmiten la misma esencia que en teatro?
No. Cuando sale una obra mía en el teatro, sale una décima parte de la esencia con la que yo la he escrito y, si eso pasa en el teatro, mejor no te digo lo que sale en una película… Se pierde mucho más la esencia, de hecho cualquier obra original por lo general es mejor que su versión en película. Sólo hay algunas que superan su origen, por ejemplo, la película “Un tranvía llamado deseo Elia Kazan , 1951 supera la obra original.

                    18. La estanquera de Vallecas está basada en un hecho real, ¿Qué fue lo que le llamó la atención de esa historia para decidir escribir la obra?
Vi la noticia en un periódico, pero la realidad no tiene nada que ver luego con la obra. El escritor está todo el día a la caza de ideas, entonces piensa mil historias, y de esas mil escribe una. Yo venía de hacer “Del laberinto al treinta”, que es una obra enrevesada, e íbamos de gira popular por los pueblos y no tenía nada que ver la obra con la gira, entonces yo quería escribir una historia popular, un teatro que entienda los públicos reales que tengo yo. Le estuve dando vueltas y a partir de esa noticia del atraco en Vallecas que leí comencé a escribir la obra.

                    19. ¿Se prestó la verdadera estanquera a colaborar con usted para servirle de inspiración a la hora de escribir la obra?
No, a la verdadera estanquera la mataron en el atraco. Por eso te digo que la obra no tiene nada que ver con la realidad, solo surgió de la realidad la idea de la obra. Entró un atracador, le pegó un tiro a la estanquera y se acabó, y yo de ahí quise escribir una historia en tono de comedia y contar una historia diferente.

                    20. ¿Qué opina de la situación actual del cine español?
No soy muy experto en cine, pero yo creo que el cine español no ha tenido nunca la importancia que tiene el teatro español. La técnica que tiene el cine en España no se puede comparar con la técnica que tienen en otros países, entonces el cine español es un cine que va luchando para sacar la cabeza, en una categoría que no es de primera. No tiene una gran importancia a nivel mundial, no hay una gran industria, por eso siempre tiene que estar con la protección del gobierno. Está siempre en la batalla de la supervivencia. Pero eso no quiere decir que no haya todos los años 4 o 5 grandes películas españolas.

                    21. ¿Ha visto “8 apellidos vascos”? ¿Cree que de verdad merece tanta ovación como está teniendo? ¿Considera que realmente es tan buena película como para ser la más taquillera del cine español?
Todavía no la he visto, aunque pretendo ir a verla. Pero yo siempre creo en la gente en general. Yo no soy anti-sistema, yo creo en el ser humano. Pienso que la gente normal es igual de lista que yo, entonces si a la gente le gusta la película es porque algo tendrá, por tanto, creo que si a la gente le gusta algo es porque ese algo es bueno, aunque a mí no me guste. No creo que porque a mí no me guste algo sea malo, como tampoco creo que lo que me gusta a mí es lo mejor.

                    22. ¿Le gustaría que alguna otra de sus obras fuese llevaba al cine? ¿Cuál y por qué?
El cine es el cine, y es mucho más importante que el teatro para la sociedad, así que claro que me gusta que mis obras se lleven al cine, y sí me gustaría que llevasen más, fuera cual fuera.

                    23. ¿Con qué director le gustaría trabajar?
Con el director de “8 apellidos vascos”, Emilio Martínez – Lázaro, porque hemos sido amigos y hemos tenido relación, y nunca hemos llegado a trabajar juntos por una serie de circunstancias. Una vez hasta me pagó un guión que luego yo no llegué a escribir, y fui a devolverle el dinero y me dijo que no, que ya había hecho otra. En el cine te pagan por proyectos, cosa que en el teatro no pasa.

                    24. ¿Le va a estrenar su obra “La semana cultural” alguna Institución Oficial de Teatro, defensora de la cultura? 
Yo creo que no, casi mejor que para eso cojan a Galdós o a alguno así lejano.

                    25. ¿Pretende estrenar su obra “La semana cultural” en algún teatro?
Sí. En mi vida algunas obras mías han salido con pena, otras con gloria, otras, para ser sincero, con mucha gloria, otras se siguen representando sin parar por el mundo desde hace más de 40 años, otras no las ve nadie…pero todas se estrenan. No tengo ninguna obra que no se haya estrenado, todas se van estrenando. Algunas tardan más que otras, por ejemplo “Yonquis y Yanquis” tardó 10 o 12 años en estrenarse. Es por lo que soy escritor, si no hubiera estrenado, no hubiera escrito. No tengo la vocación de escritor para después meterlo en un cajón. Escribo para estrenar mis obras, unas veces en mejores condiciones que otras, pero al final se estrenan. Por lo tanto, “La semana cultural” la estrenaré también. Si puedo estrenarla en un teatro maravilloso, bien; y si la puedo estrenar en una Casa de la Cultura, bien también. Lo haré donde pueda y como pueda, pero lo haré.

                    26. ¿Quién la va a dirigir cuando la estrene?
El director será el actor que ha interpretado al señor alcalde en la lectura de la obra: Paco Vidal.

                    27. A pesar de ser una obra de humor, ¿representa la realidad de la situación actual del Gobierno Español? 
Con humor se pueden hablar de cosas muy serias, y yo en esta obra he hablado todo lo que he podido. Salen todas las palabras y todos los problemas que tenían que salir y sale todo lo que yo veo a mi alrededor, pero lo digo con humor. Es decir, nos lo quitarán todo, pero no tienen porqué amargarnos la vida.

                    28. ¿Cómo ve que su obra se estudie en las aulas de educación? 
Yo estoy tremendamente orgulloso de ello. Pienso que la palabra “fama” es ridícula, pero yo soy famoso porque me dan en las aulas del mundo entero, incluso llego a ser mucho más famoso en las aulas que en los teatros, y como te digo, me enorgullece muchísimo.

                    29. Cuando termina de escribir una obra, ¿es capaz de intuir el éxito que va a tener?
Te pongo un ejemplo: cuando terminé de escribir “Bajarse al moro” les dije a un grupo de íntimos amigos: He terminado de escribir una obra que yo creo que está bien y quiero que me deis vuestra opinión. Se la leí y, cuando terminé, la mitad me dijeron que tirara el primer acto y la otra mitad me dijeron que tirara el segundo acto. Eso te da una idea de la sensación que hay del éxito. Menos mal que yo soy muy cabezón y no tiré nada, pues pensé que era cuestión de tiempo ver si era buena o no, ya veremos. Y ya vimos como al final se convirtió en un gran éxito. Así que es muy difícil intuir el éxito de una obra, hay que tener paciencia y esperar a que esa obra haga su trabajo.