1.12.19

Edición crítica de “Divinas palabras” de Valle Inclán, a cargo de David Acebes, en Ediciones Irreverentes


Divinas palabras, considerada por su autor como “Tragicomedia de aldea” es una de las obras más conocidas de Valle-Inclán. Publicada en 1919, no representada hasta 1933, es un paso decisivo en su incorporación a la literatura de vanguardia del S. XX. Es la culminación de un ciclo mítico, con una estética muy cercana al esperpento, plena de situaciones de crueldad tratadas con humor y sarcasmo, uniendo lo trágico y lo grotesco. Escrita más para ser leída que representada –a pesar de lo cual se ha llevado a escena en veinte países–, transcurre en una Galicia rural detenida en el tiempo, llena de desvalidos, mendigos, romeros, tontos, borrachos y señoritos, en los que se muestra lo peor de la condición humana. La acción gira alrededor de la familia de Pedro Gailo, sacristán, casado con Mari Gaila. La hermana de Pedro Gailo muere, dejando al hijo, Laureaniño el Idiota, enano hidrocéfalo expuesto en las ferias por sus familiares para conseguir dinero. Se lo disputan la hermana de la difunta, Marica, y los Gailos. Cuando Mari Gaila se va con su amante Séptimo Miau, un grupo de gente emborracha al enano hasta matarle, desencadenando los acontecimientos dramáticos. La muerte, la avaricia y la lujuria recorren esta obra para hacer un retrato de la moribunda España que ya retratara Goya.
            David Acebes es el autor de una edición crítica brillante para Ediciones Irreverentes, que muestra facetas de la obra que resultan sorprendentes para el lector y una importante ayuda para las compañías que pretendan representar la obra.

P.- ¿Cómo surge la idea de hacer esta edición crítica de Divinas palabras de Ramón del Valle-Inclán?
R.- Fue un encargo. La editorial Irreverentes cuenta en su haber con una colección de teatro importantísima con obras de clásicos como Chéjov, Moliere o Federico García Lorca y me propuso una edición crítica de Valle-Inclán. Al haber publicado ya en su colección Luces de Bohemia, la elección era fácil. Solo podía ser Divinas palabras, que para mí es una obra de teatro que está al mismo nivel que el famoso esperpento, pero que es menos conocida para el público en general.

P.- ¿Qué crees que aportas al estudio de la obra en tu texto?             
R.- Mi visión poética… Para mí Valle-Inclán era ante todo un poeta. Se nota tanto en sus acotaciones como en los nombres elegidos para sus personajes. Por supuesto, existen ediciones anteriores importantes de esta obra de Valle, pero quedaban algunos temas por desarrollar. Particularmente, estoy muy contento con mi mapa que relaciona todos los pecados capitales que salen en la obra, así como con la explicación de ciertos nombres de los personajes que, por el momento, ningún estudioso había insinuado.

P.-¿Se le pueden escapar al lector fuertes reflexiones cercanas a la mitología –o estética– religiosa del Catolicismo en esta obra?
R.- Valle-Inclán era un gran iconoclasta y, como tal, el genio gallego no pierde oportunidad de volver en el texto de Divinas palabras sobre el cristianismo y su mitología. A este respecto, la más significativa de estas reflexiones la encuentro en la jornada tercera cuando vuelven a encontrarse los dos protagonistas (Lucero y Pedro Gailo), que representan a su vez la línea del Mal y del Bien. En esta escena, hablan de la condición del Diablo, cuyo pecado fue querer saber el pasado y el futuro, lo cual, a mi entender, explicaría que, a partir de un momento dado, el trasunto del Mal aparezca en acción con un ojo tapado y que tenga dos animales clarividentes. Cada detalle en la obra de Valle, por nimio que parezca, esconde una reflexión profunda que suele estar relacionada con lo religioso o lo político.

P.- ¿Crees que esta obra de Valle-Inclán sigue siendo actual y que quizá debiera ser leída por el público más joven por la riqueza del vocabulario y conceptual?
R.- Por supuesto. Creo que es una obra que debería ser leída en los institutos. Supongo que no se hará, porque Divinas palabras contiene un par de escenas de sexo (una con un demonio) y a veces Valle-Inclán es en ciertos aspectos muy cruel, pero quizás eso sea sintomático de la sociedad hipócrita en la que vivimos. Cada día, nuestros jóvenes tienen un mayor acceso al porno y, sin embargo, no les dejamos leer Valle-Inclán porque es muy “fuerte”…

P.- ¿Se podría decir que Valle-Inclán retrata una España eterna?
R.- Espero que no. La España que retrata Valle es una España terrible, donde impera la avaricia de los más ricos y la envidia de los más pobres, donde la soberbia de la Iglesia no le deja reconocer sus propios pecados, donde el pueblo se ha vuelto perezoso y no protesta… Ah, pues sí… Pues sí que la retrata…

P.-Con una larga trayectoria como cuentista y poeta debutas en el teatro este estudio. ¿Cuál ha sido la respuesta del lector en este nuevo camino? ¿Qué aporta al autor este trabajo?
R.- Aún es pronto para saber la respuesta del lector. Para mí, obviamente, es el trabajo del que estoy más orgulloso. Supuso todo un reto y he aprendido mucho. Además, la edición es –desde mi punto de vista- un lujo con una fotografía de cubierta del fotógrafo burgalés Rodrigo Macho, que representa a la perfección las ruinas de una sociedad en decadencia.

P.-¿Cuál es la mejor razón para leer “Divinas Palabras”?
R.- Hay muchas. La mejor no lo sé. Si eres amante del teatro, Divinas Palabras no puede faltar en tu biblioteca. Si quieres encontrar un texto poético y singular, sin parangón, a mi entender, en la literatura moderna del siglo XX, debes acercarte a Divinas Palabras… No sé. Solo puedo decir que es un texto fundamental y que los más jóvenes tienen ahora la ayuda de mi edición crítica…
Colección de Teatro de Ediciones Irreverentes http://www.edicionesirreverentes.com/Teatro.htm