“En
la Trilogía idiota encontramos lo mejor de mi producción teatral de
los últimos años, representada ante más de 25.000 espectadores en España,
Argentina, Chile, Honduras, Nicaragua o El Salvador, entre otros países,son
textos que han ido evolucionando en función del contacto con los espectadores,
se han ido quitando los textos que resultaban menos divertidos y se han ido
añadiendo nuevos, contando con la respuesta del público hasta nuestras últimas
representaciones en la madrileña sala Triángulo. Así pues, es una edición que
ya ha pasado el filtro del espectador. Además, esta Trilogía
Idiota es un buen barómetro de la crisis española, porque la primera obra
recogida tiene 5 actores, la segunda 4, y la última, sólo 2. Pasamos la misma
crisis que el resto de los ciudadanos. Es teatro de humor y además una metáfora
del naufragio del país”.
Así presentó Trilogía Idiota su
autor, Chema Rodríguez-Calderón, a los medios de comunicación en un
céntrico café madrileño, quién añadió sobre la naturaleza de los textos: “Hemos
traído lo mejor del monólogo anglosajón, pero adaptándolo a la mentalidad
española. Aquí se hace el monólogo al modo yanqui, hasta con el muro de
ladrillos detrás. En la Trilogía idiota se encuentras textos de humor
basados en este tipo de mentalidad, pero adaptándolo al trabajo de una compañía
off española, como Martelache. En la última de las obras del volumen, Marta
Ochando y yo nos estamos divorciando como pareja sentimental y como pareja de
actores, eso da pie a muchos monólogos divertidos, con reflexiones sobre los
problemas de nuestro tiempo, y además a la interacción entre ambos, lo que
enriquece la puesta en escena.”
Son tres
textos independientes entre sí, pero con un denominador común: una comedia
ágil, ácida, crítica e irreverente. Idioteces profundas contadas por
imbéciles inteligentes es un desfile de monólogos cómicos cargados de
veneno y humor inteligente que retratan de manera despiadada nuestra vida
cotidiana. Comedia idiota con título absurdo es una obra excéntrica
e irónica sobre nuestra situación cultural y nuestro desequilibrado universo
moderno. ¿Qué ocurriría si el público se metiera en una obra de teatro cuando
no está en absoluto invitado? Un texto lleno de situaciones delirantes.
Y Somos idiotas porque es lo más inteligente parte de la decisión de
una pareja de artistas de separarse en escena y, de paso, tirarse los trastos a
la cabeza. Diversión asegurada.
El autor estuvo acompañado en el acto por
las actrices Gloria Muñoz y Marta Ochando, protagonista del montaje de la última
obra del libro.
Para Gloria Muñoz “destaca la
irreverencia de los textos, es una continua crítica a la forma actual de ver la
vida, al teatro clásico, a lo políticamente correcto. Encontramos farsas
basadas en el teatro griego clásico o en Shakespeare, es una crítica no tanto
del teatro antiguo como de su sacralización, de su forma de llevarlo a escena y
de ser contemplado. Nos incita a no tener miedo de qué pensarán los demás.”
En opinión de Marta Ochando, este
volumen muestra el devenir del teatro en estos diez años “Le propuse a Chema
que la última obra de este libro, la que estamos representando en la sala
Triángulo, fuera sólo para dos actores, porque ahora es imposible hacer una
gira con una obra para 5 actores. Ahora ves en los teatros muchos monologuistas,
pero porque es más barato, no se pueden pagar los gastos de una compañía. Con
este formato de dos actores, estamos representando la obra Somos idiotas
porque es lo más inteligente y está funcionando muy bien. Pero eso no nos
limita, porque hemos optado por hacer un teatro mucho más cercano al
espectador, y está funcionando. Al espectador le gusta reconocerse en los
problemas cotidianos que planteamos en la obra”
Chema Rodríguez-Calderón mencionó la
necesidad de captar nuevos públicos para el teatro: “estas tres obras han
funcionado mucho mejor con el público que en medios de comunicación. En Radio
Nacional de Honduras llegaron a decir que era una obra diabólica escrita por el
mismo demonio. Pero el público lo ha disfrutado muchísimo. Hay dos niveles muy
diferenciados: lo que es aceptable políticamente y lo que de verdad le gusta a
la gente. Nosotros hacemos, con Martelache también teatro infantil y juvenil, y
de repente te piden que les hagas una obra para institutos metiendo algo de
violencia doméstica, igualdad de género, ecología… y cuando les dices que
escribir una obra no es algo rápido, que requiere un trabajo, te dicen que te
cojas la Bella
Durmiente y que hagas una versión moderna adaptada a los
tiempos. Eso es echar a los chicos del teatro, porque los adolescentes tienen
muy claro qué le interesa. Y es nuestro primer deber formar nuevos públicos.
Algunos de los textos incluidos en este libro nos los han censurado, pero son
los más interesantes para los jóvenes, porque les permiten ponerse en contacto
con temas que les preocupan, como la droga, la promiscuidad, la soledad, el
enfrentamiento, sin tratarles como tontos, sino dándoles argumentos para que
ellos mediten y lleguen a sus propias conclusiones siendo tratados como
personas. No es lógico que te vean adolescentes o público joven y que lo que
entre ellos tiene una acogida magnífica sea lo que los políticos te digan que
no se puede representar. Después se extrañarán que el público de sus teatros
tenga entre 55 y 70 años. Dale al publico lo que busca.”
“En
la Trilogía idiota encontramos lo mejor de mi producción teatral de
los últimos años, representada ante más de 25.000 espectadores en España,
Argentina, Chile, Honduras, Nicaragua o El Salvador, entre otros países,son
textos que han ido evolucionando en función del contacto con los espectadores,
se han ido quitando los textos que resultaban menos divertidos y se han ido
añadiendo nuevos, contando con la respuesta del público hasta nuestras últimas
representaciones en la madrileña sala Triángulo. Así pues, es una edición que
ya ha pasado el filtro del espectador. Además, esta Trilogía
Idiota es un buen barómetro de la crisis española, porque la primera obra
recogida tiene 5 actores, la segunda 4, y la última, sólo 2. Pasamos la misma
crisis que el resto de los ciudadanos. Es teatro de humor y además una metáfora
del naufragio del país”.
Así presentó Trilogía Idiota su
autor, Chema Rodríguez-Calderón, a los medios de comunicación en un
céntrico café madrileño, quién añadió sobre la naturaleza de los textos: “Hemos
traído lo mejor del monólogo anglosajón, pero adaptándolo a la mentalidad
española. Aquí se hace el monólogo al modo yanqui, hasta con el muro de
ladrillos detrás. En la Trilogía idiota se encuentras textos de humor
basados en este tipo de mentalidad, pero adaptándolo al trabajo de una compañía
off española, como Martelache. En la última de las obras del volumen, Marta
Ochando y yo nos estamos divorciando como pareja sentimental y como pareja de
actores, eso da pie a muchos monólogos divertidos, con reflexiones sobre los
problemas de nuestro tiempo, y además a la interacción entre ambos, lo que
enriquece la puesta en escena.”
Son tres
textos independientes entre sí, pero con un denominador común: una comedia
ágil, ácida, crítica e irreverente. Idioteces profundas contadas por
imbéciles inteligentes es un desfile de monólogos cómicos cargados de
veneno y humor inteligente que retratan de manera despiadada nuestra vida
cotidiana. Comedia idiota con título absurdo es una obra excéntrica
e irónica sobre nuestra situación cultural y nuestro desequilibrado universo
moderno. ¿Qué ocurriría si el público se metiera en una obra de teatro cuando
no está en absoluto invitado? Un texto lleno de situaciones delirantes.
Y Somos idiotas porque es lo más inteligente parte de la decisión de
una pareja de artistas de separarse en escena y, de paso, tirarse los trastos a
la cabeza. Diversión asegurada.
El autor estuvo acompañado en el acto por
las actrices Gloria Muñoz y Marta Ochando, protagonista del montaje de la última
obra del libro.
Para Gloria Muñoz “destaca la
irreverencia de los textos, es una continua crítica a la forma actual de ver la
vida, al teatro clásico, a lo políticamente correcto. Encontramos farsas
basadas en el teatro griego clásico o en Shakespeare, es una crítica no tanto
del teatro antiguo como de su sacralización, de su forma de llevarlo a escena y
de ser contemplado. Nos incita a no tener miedo de qué pensarán los demás.”
En opinión de Marta Ochando, este
volumen muestra el devenir del teatro en estos diez años “Le propuse a Chema
que la última obra de este libro, la que estamos representando en la sala
Triángulo, fuera sólo para dos actores, porque ahora es imposible hacer una
gira con una obra para 5 actores. Ahora ves en los teatros muchos monologuistas,
pero porque es más barato, no se pueden pagar los gastos de una compañía. Con
este formato de dos actores, estamos representando la obra Somos idiotas
porque es lo más inteligente y está funcionando muy bien. Pero eso no nos
limita, porque hemos optado por hacer un teatro mucho más cercano al
espectador, y está funcionando. Al espectador le gusta reconocerse en los
problemas cotidianos que planteamos en la obra”
Chema Rodríguez-Calderón mencionó la
necesidad de captar nuevos públicos para el teatro: “estas tres obras han
funcionado mucho mejor con el público que en medios de comunicación. En Radio
Nacional de Honduras llegaron a decir que era una obra diabólica escrita por el
mismo demonio. Pero el público lo ha disfrutado muchísimo. Hay dos niveles muy
diferenciados: lo que es aceptable políticamente y lo que de verdad le gusta a
la gente. Nosotros hacemos, con Martelache también teatro infantil y juvenil, y
de repente te piden que les hagas una obra para institutos metiendo algo de
violencia doméstica, igualdad de género, ecología… y cuando les dices que
escribir una obra no es algo rápido, que requiere un trabajo, te dicen que te
cojas la Bella
Durmiente y que hagas una versión moderna adaptada a los
tiempos. Eso es echar a los chicos del teatro, porque los adolescentes tienen
muy claro qué le interesa. Y es nuestro primer deber formar nuevos públicos.
Algunos de los textos incluidos en este libro nos los han censurado, pero son
los más interesantes para los jóvenes, porque les permiten ponerse en contacto
con temas que les preocupan, como la droga, la promiscuidad, la soledad, el
enfrentamiento, sin tratarles como tontos, sino dándoles argumentos para que
ellos mediten y lleguen a sus propias conclusiones siendo tratados como
personas. No es lógico que te vean adolescentes o público joven y que lo que
entre ellos tiene una acogida magnífica sea lo que los políticos te digan que
no se puede representar. Después se extrañarán que el público de sus teatros
tenga entre 55 y 70 años. Dale al publico lo que busca.”