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Durante estos cinco días, la antigua
ciudad amurallada de Miróbriga ha visto cómo sus calles y plazas se han llenado
de colorido, músicas y danzantes, al mismo tiempo que sus teatros estrenaban
una tras otra las obras seleccionadas para ser exhibidas a lo largo de la Feria.
Su imponente catedral, su plaza
porticada, lugar habitual de eventos y novedades festivas, sus otras plazas, su
castillo de los Trastamara y, sobre todo, su muralla fortificada a lo largo de
tan diversas épocas, han sido testigos de esta fiesta teatral que cada año
convoca a las compañías de toda España, pero sobre todo de Castilla y León,
Extremadura y Portugal, a mostrar su oferta teatral. Allí acuden los
programadores desde cualquier punto de España y Europa donde haya una sala de
teatro, a fin de surtirse de novedades para la programación del curso que ahora
empieza.
Durante todo el año la organización de la Feria ha trabajado para
poder ofrecer lo mejor a los asistentes y hacer que de esta forma no se sientan
defraudados los compradores, pues eso es una Feria de Teatro, un lugar donde se
compra y se vende teatro para todos los públicos y por eso reúne cada año a más
de 30.000 espectadores de todo el país, pero particularmente de Ciudad Rodrigo.
Un público ferviente y muy preparado.
Obras vistas
Lovers, de Rayuela Producciones, de
Castilla y León, en el Teatro Fernando Arrabal fue la pieza encargada de
presidir la inauguración de esta Feria. Un musical basado en las canciones de
Cole Porter, con un gran lujo de intérpretes y de vestuario, donde el objeto
del deseo parece quedar lejos. De vacaciones, a cargo de Suripanta Teatro,
pieza que marca la primera intervención de Extremadura en la Feria de Castilla y León, da
las claves para disimular cómo nos afecta la crisis. El sótano encantado,
por la Cía andaluza
Teatro Mutis, es una invitación a imaginar mundos en los que dar rienda suelta
a la fantasía. En la calle Madrid, en pases continuos de la mañana a la tarde,
el carretón de Miguelillo ofrecía un espectáculo en miniatura para tan sólo 15
espectadores. Se llamaba La señorita Lupierre. Había que pasar de uno en
uno y estarse muy quietecitos dentro, como seducidos por el misterio de la
carreta. Aran Dramatica presentan Anomia, un drama exitoso sobre la
corrupción dentro de los partidos.
En la calle, Sobre Rodas en la Plaza del Conde, es danza,
pantomima, acrobacia, teatro gestual y ciclismo. Muy estimulante y nada
contaminante. De las manos, por Teatro Lafauna, presenta un mundo en
cadena donde el muñequito de Hyundai es una realidad humana. La frialdad quirúrgica
de los manipuladores pone la sangre a enfriar. En el Espacio Herrasti, debajo
de la torre de la catedral, Hortzmuga Teatroa, presenta Yo estuve allí y
no lo contaron como yo lo vi. Un muy certero juicio sobre lo que pueden esperar
las víctimas. Eva’s Show, en Los Sitios, tiene un éxito formidable y Julia,
un viaje teatrástico, por Teatro clásico de Sevilla pone al alcance de los
niños, con gran acierto, Los pasos de Lope de Rueda. Adormecida,
por la portuguesa Teatro e Marionetas de Mandrágora, fue como un sueño, una
belleza. Frankristina, por Bambalúa Teatro S.C, hace una revisión del mito
de Frankenstein desplazándolo hacia la figura de una niña. Pielescallar,
por el Ballet Contemporáneo de Burgos, habla de la pérdida y el duelo y lo hace
muy bien. Es arte. The funanviolistas, Andalucía. Gustó muchísimo al
público por el virtuosismo de las intérpretes y su espontaneidad.
En la Plaza Herrasti , el
Circ Bover con su espectáculo Circ Trashumant encantaba al público
con sus grandes malabares, su trapecista y su hombre orquesta. Desde Los
sitios, Troula, con su Pachamama, llenó las calles de danza, pirotecnia y
fuego de parte de los dioses antiguos de culturas lejanas. James on the
rocks, por Trotam Teatre, mima las aventuras y actitudes del gran 007. A cidade
verde e a cidade azul, por la portuguesa Zone Quorum Ballet, LDA, narra en
clave de danza un precioso cuento sobre diversidad. La sirenita, por
Festuc Teatre, de Lleida, encantó y emocionó al público más variopinto El
sueño de la razón, por la
Cía. Ferroviaria (Alicante), es una obra para adultos muy
lograda que habla de los problemas de Goya con Fernando VII hasta culminar con
su exilio en Burdeos, su locura visionaria y sus manías de genio viejo y sordo.
No le sobra nada, que es lo más que se puede decir. By blue roses, por
Rayuela Lab & The Freak Cabaret Circus, revisa la relación de los hermanos
Wingfield de El Zoo de Cristal, de Tennessee Williams, a través del movimiento,
el teatro físico, el circo y el audiovisual.
Passagem, por los portugueses de PIA, en la Plaza del Salvador, alude a
la memoria del pasado mediante objetos suspendidos. Teatro del Azar, con Bruno
XXI, da la campanada en el Claustro de la catedral. Este claustro es digno de
verse por sí solo como sitio teatral por excelencia, un escenario “divino” que
le va muy bien a la función ya que así tuvimos ocasión de recrearnos en su
apabullante belleza. La
Cía. Teatrapo , por su parte, puso en escena Sfera en
el espacio Bolonia. La escenografía, muy cuidada, me recordó el cuadro La
vendimia, de Goya, y lo cierto es que trata sobre la relación del hombre con la
biosfera en un intento por restituir el equilibrio. La prematura muerte de un
viajante, por Síndrome de clown, da las claves del subtexto trágico que
lleva a la risa y a la carcajada. Una niña, por Rosa Díaz, titular de La Rous , un argumento precioso y
bien desarrollado. TACHÁN, la historia del circo ilustrada, por la familia
Musculini, repasa sin riesgo los avatares de la profesión. Niebla, por
Garufa, es la adaptación de la obra homónima del salmantino nacido vasco Miguel
de Unamuno y cuenta con la dirección del conocido actor salmantino Juan Antonio
Sayagués. Respetuosa. De bestias, criaturas y perras, por Le miroir qui
fume, de Aubervilliers (Francia), supuso un aldabonazo en la última tarde.
Contundente. Latidos con H, por Antropía Teatro, ahonda con máscaras en
los tópicos de la profesión y el caos hospitalario.
Espacio
en Rosa: un respiro para los más pequeños
En el espacio en Rosa actuaron por este
orden, la compañía de Teatro La sonrisa (Castilla y León), Teloncillo Teatro
(Castilla y león), Eugenia Manzanera (Madrid) y We Tum Tum, con Crash Street
(Portugal) para un público que va desde los 6 meses hasta los 4 ó 6 años, aunque
algunos, como los Títeres de María Parrato, ofrecían también una sesión para
adultos. Por falta de hueco, sólo pude ver Caminos, y quedé ensimismada con el
tratamiento de los objetos que hace María-José Frías. Algo muy zen y telúrico.
Si los niños se quedan así, que duerman.